miércoles, 21 de diciembre de 2011

MONTAR A CABALLO. Sus beneficios

Beneficios físicos
Contrariamente a lo que se suele pensar, en equitación, la montura no lo hace todo. Montar a caballo exige un trabajo muscular muy importante a nivel de espalda y abdominales, sobre todo cuando se va en silla (paso, galope o trote sentado). Además, cuando se practica el trote de pie se refuerzan también los músculos de las piernas (muslos, pantorrillas, etc.) y los glúteos. Por otro lado, en equitación tradicional, sobre todo en la doma, se insiste mucho en el mantenimiento de la espalda y los hombros así como de una bonita postura del busto.
En cuanto a desgaste energético, este deporte también es bastante irregular. De paseo se quema poco porque el esfuerzo es mínimo. En recorrido con obstáculos y adiestramiento el trabajo muscular se intensifica y empieza a ser significativo: entre 350-600 Kcal por hora. En cuanto a disciplina acrobática la equitación refuerza también el sentido del equilibrio y mejora la coordinación motriz. Si se practica de forma regular y a largo plazo permite muscular el corazón y desarrollar capacidades respiratorias.

Virtudes en el plano psicológico
Montar a caballo no es sólo bueno para el cuerpo, sino también para la mente. Para empezar puede ayudarnos a superar los miedos, a saber gestionar los problemas, a coger confianza en uno mismo. Un caballo puede ser imprevisible y hay que aprender a gestionar todas las situaciones con mucha sangre fría.
Esta disciplina es una escuela de rigor que exige cualidades sólidas como la rectitud, la satisfacción por el esfuerzo y concentración, y que se practica al aire libre en contacto con la naturaleza. En definitiva, es una de las actividades que aporta más posibilidad de desconexión y relajación.

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